Libros que nos dicen: mira, amiga, esto es para ti
Hacemos genealogía de autoras en librerías de la Ciudad de México
Tratamos de vernos una o dos veces al año, ya sea para acompañar la residencia de escritura Cura de bosque o para escaparnos unos días a otros paisajes y regresar con ojos nuevos a nuestra labor. Y siempre, siempre, hay dos planes que se repiten allá donde vamos: uno, descubrir cafecitos y charlar hasta la noche; dos, ir a librerías y perdernos durante horas entre los anaqueles, encontrando tesoros viejos y nuevos.
Estos paseos por librerías los llamamos “hacer genealogía”, un ejercicio que es mucho más que una postura intelectual. Hacemos genealogía visitando lugares donde se hizo cultura y quedan restos, hacemos genealogía rastreando autoras de las que no se volvió a hablar y dándoles un segundo tiempo. Sobre todo, hacemos genealogía cuando extendemos la mano hacia la otra, con un libro en ella, y le decimos “Mira, amiga, esto es para ti”.
Nuestro último encuentro fue en la Ciudad de México y aquí os contamos algo de lo que encontramos en nuestras librerías favoritas:
1. Polilla
La primera librería que visitamos fue nuestra querida Polilla, un espacio diminuto en la colonia Roma que se especializa en traer literatura independiente de toda Latinoamérica y España. Nos encanta su mesa de novedades y haber encontrado en ella Alcancía. Ida, la reedición de los diarios de Rosa Chacel, por Blatt y Ríos, un libro al que siempre acudimos para hablar de las mujeres de la Generación del 27. El libro empieza así:
“Publicar en vida los diarios íntimos es un acto de impaciencia, semejante al que se comete cuando se estrella en el suelo la hucha”.
Siempre nos hemos sentido muy identificadas con su estilo crudo y cotidiano. Dice cosas que nosotras también anotamos a menudo, como esto: “estoy cansada”. Pareciera que Chacel se adelantó a nuestro tiempo.
Otros libros que encontramos aquí fueron La costra de la tierra, de Francesca Gargallo, a quien habíamos leído únicamente como ensayista. Conocerla como novelista lírica es toda otra experiencia.
Y para irnos contentas, dos poemarios de autoras que ni siquiera nos sonaban: Noches de adrenalina, de Carmen Ollé y Ala prístina, de Mara Larrosa, a quien nos recomendaron lxs librerxs para entrar en contacto con el infrarrealismo mexicano.
Todos estos libros los compramos por partida doble con la intención de hablar de alguno en nuestras próximas Lecturas con corazón, ¿por cuál te gustaría que empecemos?
2. U-tópicas
Después fuimos a U-tópicas, donde Carla presentó su último poemario, Temporada de peras, junto a Mari y nuestra querida amiga Andrea Muriel.
Es una librería en la que la perspectiva de género inunda las estanterías: un gran lugar para encontrar ensayos de crítica feminista. Compramos un ejemplar de la antología La fragilidad del cuerpo amado, de la editorial Continta Me Tienes, un diálogo híbrido (poemas, relatos, ensayos) sobre los cuidados, la enfermedad y la vulnerabilidad físicopsíquica del amor.
3. Volcana | Lugar común
Nuestra tercera visita fue a Volcana | Lugar común, ubicada en plena plaza central de Santa María la Ribera, a pocas cuadras de la increíble Biblioteca Vasconcelos (¡no apta para personas con vértigo!, damos fe). Es un espacio bastante nuevo que recibe a sus lectorxs con un mural volcánico que adelanta la curaduría de su catálogo, en el que tienen un lugar muy especial las escrituras políticas y de resistencia. Como nos encanta seguir pensando el mundo en el que vivimos, nos hicimos con libros como Palabras contra el fin del mundo, en el que Silvia Rivera Cusicanqui, Márgara Millán y Raquel Gutiérrez desafían dos discursos polarizantes en los que estamos atrapadxs: por un lado, el optimismo tecnológico, por otro, las narrativas del colapso. También nos llevamos Por nuestra cuenta, la autobiografía de Judi Chamberlin, superviviente psiquiátrica a multitud de ingresos forzosos en instituciones mentales.
Además, amamos rastrear los últimos números de la revista de la Universidad de México, en la que cada número aborda un tema desde perspectivas muy diversas, y nos llevamos la que trata sobre el Dolor y la que recoge textos sobre las Cartas y la cultura epistolar. Un planazo para las coleccionistas.
4. La niña oscura
No podíamos irnos de la Santa María sin visitar La niña oscura, una librería de viejo a pocas cuadras de Volcana. Este espacio es literalmente un laberinto hecho de libros antiguos, revistas, objetos, escaleras y gatos ubicada en una antigua casa con patio central en la que cada habitación es un viaje al pasado. Nosotras nos centramos en la habitación de narrativa. En librerías como esta, nos gusta ir en busca de ediciones descatalogadas y voces de autoras que en su momento pasaron desapercibidas o nunca se reeditaron. Encontramos una edición antigua de la Autobiografía de Alice B. Toklas, un juego de espejos que Gertrude Stein hizo con quien fue su pareja durante gran parte de su vida. Amamos estos pequeños volúmenes de la colección Libro Amigo de Bruguera que se publicaron en España desde finales de los años 60 y de los que poseemos orgullosamente toda la colección de diarios de Anaïs Nin.
Otro tesorito descatalogado fue el Nomeolvides de Paula Amor Poniatowska, las memorias que le dedica una madre a su hija, la laureada escritora mexicana Elena Poniatowska. Es un volumen raro en tanto que incluye el diario de su esposo —y padre de Elena—, Johnny Poniatowski, heredero de príncipes polacos, quien sirvió en la segunda guerra mundial.
Entre lomos de libros descascarados encontramos una edición de 2008 de la novela El amante del volcán, de Susan Sontag, y la antología Pita Amor, un caso mitológico, que recoge la obra de la autora de Yo soy mi casa, un libro que hemos recomendado una y otra vez en nuestras clases y acompañamientos para quienes persiguen la casa como obsesión literaria.
5. Feria del Libro de Revolución
Por último, visitamos una feria de saldos en el monumento a la Revolución, donde cargamos nuestras bolsas con libros sacados de circulación. Nuestros favoritos fueron los de la colección “Desbordar el canon” que nació del mítico Taller de Teoría y Crítica Literaria Diana Morán en los años 90. De los 13 títulos publicados, solo encontramos 4: Elena Garro. Recuerdo y porvenir de una escritura; Concha Urquiza. Entre lo místico y lo mítico; Enriqueta Ochoa. En cada latido, un monte de zozobra; y Luisa Josefina Hernández. Entre iconos, enigmas y caprichos. Esta colección publica monografías sobre escritoras mexicanas del siglo XX y son un aporte necesario al estudio de la literatura del país que se une a otras iniciativas de rescate como la colección Vindictas publicada por la UNAM.
¿Qué te ha parecido nuestra genealogía? ¿Te gustaría que hablemos en profundidad sobre alguno de estos libros? ¡Te leemos!
Casa Índigo es una escuela virtual de escritoras con más de 1.300 alumnas hispanohablantes alrededor del mundo. Nos especializamos en la literatura intimista, testimonial y autobiográfica con perspectiva de género.
Hemos creado El viaje de la escritora, un programa formativo profundo que acompaña el proceso creativo desde la idea al libro.
Noches de adrenalina, de Carmen Ollé para las lecturas 😍